miércoles, 10 de abril de 2013

MUERTE DE LA CIUDADANÍA

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Cuando el hombre moderno sustituyó las creencias religiosas por principios jurídicos y la propiedad agraria por el capital como símbolo de poder, la industria reemplazó en gran parte a la capacidad bélica y las funciones del arte fueron profundamente transformadas.

Si en sus inicios la obra de arte estaba destinada a la preservación de ideales colectivos e incluso la crítica de los mismos,  el arte fué perdiendo su función moralizante y pedagógica, conservando la de ser crítica tan sólo; La técnica en cuanto manufactura, mientras tanto, conservó su valor subjetivo, como ornamento y expresión de individualidad, valor que finalmente se traduce en valor monetario.
Esto no quiere decir que la representación gráfica o audiovisual haya dejado de mostrar ideales colectivos o estamentarios, sino que al cumplir con dichas funciones la obra perdió su categoría de "arte" para ser

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calificada como propaganda, panfleto o publicidad.
Desde la perspectiva latinoamericana, sin embargo ésto no resulta tan claro: la propiedad agraria nunca fué completamente sustituida por la industria, y el poder del capital siempre fue de la mano con el militar. Así, el arte latinoamericano se valora más como artesanía ornamental que como crítica social, "kitsch"; y se confunde con el spot publicitario cuando intenta ser contemporáneo. El artista se ve entonces impelido, si quiere conservar alguna función valedera frente a la sociedad, a plantear el problema desde los orígenes mismos de la modernidad, o aún más lejos, en terrenos propios de la psicología o la antropología : ¿Es necesario el distanciamiento entre producción y consumo? ¿Procura realmente alguna satisfacción la diversificación del mercado?


     A-1 53,167 procura resolver este problema planteando un tipo de artesanía tradicional que nos muestra toda su crudeza lo que constituye el diario morir de los guatemaltecos, (en un lugar donde la categoría de ser humano se pierde desaparece de aquéllos a quienes no se les conceden dichos derechos). Considerar ésta obra como ironía resultaría eufemístico. Recordemos una vez más que la construcción del estado como institución se basa en la administración de la violencia, y las formas características de cada país dependen de la forma en que éste reconozca o no como ciudadanos a los individuos que lo conforman.