lunes, 20 de febrero de 2012

0.33333333… CUESTIONANDO EL PLANO

Exposición Colectiva de Aníbal López, Regina José Galindo y Darío Escobar.

9.99/Proyecto

Ciudad de Guatemala.

Para configurar su acción frente a su entorno y para asimilar el mundo como conocimiento, el ser humano necesita partir de su percepción individual. Ello le permite definirse como ser vivo dentro de una unidad temporal y como cuerpo dentro de un espacio delimitado, (res cogintans y res extensa, según la tradición medieval) generando así estructuras de pensamiento y categorías lógicas que lo ubican como conciencia frente a la realidad.

Para comprobar la validez de su pensaminento el ser-individuo, necesita buscar diferencias y similitudes con sus semejantes y con el mundo para actualizarse existente, constituír un lenguaje que establezca una continuidad de lo individualmente comprendido en el espacio colectivo. Esta continuidad es llamada conocimiento, y constituye el plano sobre el que se construirá inicialmente la moralidad, luego la religión y más tarde al derecho.

Es así como se constituye culturalmente la identidad, un “yo” articulado por las relaciones que se dan entre la memoria colectiva y la experiencia individual, un esquema de pensamiento que identifica el razonamiento con la individualidad y el universo con lo absoluto.

El yo pasa a ser entonces delimitado más por la estructura social que por la naturaleza; la realidad se convierte en conocimiento y podrá dividirse en átomos, pues las categorías establecidas con el lenguaje nos permiten establecer con precisión la conciencia de los fenómenos que nos rodean.

Esta es la contradicción que existe en el concepto de “sujeto” dentro de las instituciones sociales. Si hipotéticamente la moral responde a la ética, y ésta a su vez a una lógica que admite al ser humano como parte del mundo ¿Por qué las normas morales exigen la anulación de sí mismo?

Ahora “mundo” es un concepto que identifica a un proceso llevado a cabo através de la conciencia y las acciones de todos y El Ser Humano, como cuerpo físico, resultado de la técnica. (alguien podrá argumentar ahora que el hombre no es la medida de todas las cosas, pero ya es muy tarde para demostrarlo, pues “todas las cosas” ahora deberá entenderse como “sí mismo” ).

Esto no alivia para nada la angustia inicial, pues queda aún la certeza de la muerte como fin de la conciencia, y muchas otras cuestiones que surgen: como plantear una finalidad demostrable a la estructura sociales, establecer la causa de la percepción o sencillamente explicar los fenómenos naturales que se resistan a la demostración científica.

Para encargarse de ésos escollos, se crearon las instituciones. El estado, que une la sobrevivencia individual y la colectiva, el comercio que hace de la técnica una necesidad. La ciencia que se encarga de afianzar el valor del conocimiento del humano-colectivo ante el mundo, y la religión que da una perspectiva histórica y afianza la conciencia del “sujeto” en cuanto a sí mismo dentro del colectivo.

Afortunadamente, hemos hecho del arte un terreno ajeno a las normas lógicas y morales. Porque la continuidad de la historia para occidente requiere renovar su contacto con la realidad através de vivencias particulares. De modo que la verdad aún es un fín del pensamiento, el universo es único y finito, las costumbres han quedado a salvo y las estructuras de poder han modificado al mundo y a sí mismas.

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