Economía Informal, Mayo 2011
(Ex)Céntrico, Ciudad de Guatemala
Si pudiésemos despojar al dinero de sus múltiples significados actuales, quizá nos quedarían nada más las casas de cambio y bolsas de valores como antiguos templos de un culto secular universalmente practicado. Las monedas, en calidad de fetiches o amuletos de alguna fe pagana. Los bancos y reservas estatales, como dólmenes o monolitos que representarían un oscuro poder tribal. Sin embargo, y con seguridad, quedarían también muchos de los hábitos sociales y formas de conducta derivados de él.
Pero ¿Qué es el dinero y cómo adquiere su valor, a tal grado que puede comprar la libertad, la paz o la vida? Son cuestiones que rara vez reflexionamos, por estar pensando que se halla preocupante e inexorablemente unido a la sobrevivencia. En su ensayo “El Zahir”, Borges nos dice que una moneda es la prueba concreta de nuestra fe en la eternidad, la concreción de nuestro temor a la muerte, y el dinero, una representación de esa naturaleza que percibimos como invariable y a la vez dinámica, la multiplicidad y la unidad eterna e infinita.
Podríamos decir que la obra de Aníbal López cuestiona la creación de éste símbolo, apuntando a las incoherencias lógicas que pueden surgir del comercio entre el dinero y otros bienes que son a la vez simbólicos, pero más allá de eso, su obra deviene en una deconstrucción del símbolo, algo así como una demostración matemática de las contradicciones que hay entre la física y la semiótica, reflejo de una búsqueda entre los límites de la precisión gramatical y la distorsionada imagen de la naturaleza que construimos con el lenguaje.
EN Obras como “Ladino Hardware“ “Hugo”, “Se compra, se vende se alquila”, “El préstamo”, “MSy M18” o “Nos veremos en la cumbre” nos lleva a reflexionar en el valor monetario comparado con otros valores abstractos: La utilidad del cuerpo como herramienta de trabajo, el afecto que se tenga por una mascota, el temor a la violencia que suscitan las desventajas económicas, la falsa seguridad que otorga el poder adquisitivo, la probidad moral de no ser el autor material de un robo.
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